Después
de haber publicado los poemarios amorosos La
cifra mágica (1997) y Las estaciones
de la locura (2000), la escritora Ana María Tomás puso en las librerías su
primer libro de columnas periodísticas bajo el rótulo de Historias y deseos (Nausícaä, 2001).
Preocupada
fundamentalmente por conectar con sus lectores, la escritora jumillana recurre
a un eclecticismo que le había dado ya por entonces una amplia popularidad
regional: mezcla refranes, citas cultas (Cervantes, Voltaire, Zorrilla o
Marcial), canciones de moda (Víctor Manuel o Alejandro Sanz), anécdotas del
mundo de la publicidad, noticias aparecidas en periódicos, programas de
televisión, alusiones a personalidades bien conocidas de la cultura murciana
(José Perona, Carles Egea o Ramón Jiménez Madrid), etc. Da la impresión de que
su afán para amoldarse al discurso medio de sus lectores carezca de límites;
pero esta contención expresiva no le impide obtener fórmulas verbales
ingeniosas, como cuando nos habla de la “ignorancracia” que padece la sociedad
actual (p.25) o cuando alude al ansia de mortificar a los que disfrutan con la
ingestión de azúcares (saña que define con el nombre de “dulcecidio” en la
página 49 del volumen).
Un
ramillete de flores que perderán frescura, inevitablemente, con el paso de los
años, pero que mantienen aún un tibio aroma que vuelve feliz su lectura.
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