Se llama
Joseph Shapiro y se ha presentado delante del autor de este libro para contarle
su historia. Como puede observarse, el procedimiento narrativo del que se vale
Isaac Bashevis Singer no puede ser más transparente y más clásico: el del
fabulador que se limita, presuntamente, a escuchar a alguien y luego
transcribir sus palabras. Desde el principio, el escritor polaco (premio Nobel
de Literatura en 1978) nos está dejando clarísimo que no pretende originalidad
alguna en cuanto a la forma. Ni tampoco (lo descubriremos de inmediato) en
cuanto al contenido, pues El penitente
nos refiere la historia de un hombre que, habiéndolo tenido todo, se arrepiente
de su vida desnortada después de dos infidelidades matrimoniales (una suya y
otra de su esposa) y vuelve los ojos hacia la religión. Nihil novum sub sole.
Ahí
radica, paradójicamente, la grandeza de esta novela, que traduce Rosalía
Vázquez para el sello Plaza & Janés: en que basa toda su magia en unos
mimbres formales y argumentales de sobra conocidos; y, aun así, se alza hasta
un elevado nivel, que consigue mantener la atención de los lectores.
Shapiro
le cuenta que consiguió escapar del nazismo y del estalinismo y embarcó hacia
los Estados Unidos en 1947, junto con su esposa Celia. Allí prosperaron, se
enriquecieron mucho… y se perdieron. Él malgastó su honestidad con una amante
que le sacaba el dinero; y ella lo hizo con un profesor universitario. Esa
doble sordidez impulsa a Shapiro hacia sus orígenes religiosos, pero no hacia
“un judaísmo moderno y arbitrario, sino al judaísmo de mis abuelos y
tatarabuelos” (p.58). El mundo que lo rodea se ha convertido a sus ojos en un
lodazal, donde todos disfrutan con la violencia y con el adulterio,
obsesionados con el dinero y el sexo. Y él, aunque no disponga de la fe
suficiente, decide volar hacia Israel para, a fuerza de oraciones, sacrificios
y renuncias (el sexo volverá a tentarlo varias veces), alcanzar la luz de la
verdadera fe: aquella que lo redima de obscenidades, materialismos y equivocaciones
morales.
Una
interesante reflexión sobre la posibilidad de que el auténtico progreso moral
se pueda conseguir mirando hacia atrás, en lugar de hacerlo hacia adelante.
1 comentario:
Del autor he leído "El esclavo" y "Shosha", el primero por imposición y el segunda ya fue por elección propia; hasta entonces no había leído nada semejante, la historia me descolocaba y el estilo narrativo me desconcertaba 😵...pero me atraía. Creo que al autor se le aprecia y entiende mejor con la distancia, con la lectura reciente no remueve tanto la conciencia 🤔
Besitos 💋💋💋
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