Acabo Criaturas
del aire, del filósofo y ensayista Fernando Savater, un tomo en el cual el
pensador vasco repasa —dejándoles voz y permitiendo que sean ellos mismos
quienes se expongan ante los ojos del lector— la vida o ideas de algunos de sus
personajes literarios favoritos.
Es fácil deducir que, con esa temática y con la capacidad
seductora que tiene la pluma de Savater, nos encontramos ante un libro ameno,
bellamente escrito, entusiasta y bastante galvanizador. Si tuviera que aupar
algunos de los monólogos a un “peldaño” superior al resto, yo me decantaría
por los de Desdémona (4), Dulcinea (8), Phileas Fogg (11), Peter Pan (17),
Justina (23) o El Hombre Invisible (26). Sin que ninguno de los que cobija el
volumen sea desdeñable, creo que éstos son especialmente sugerentes. Y el
último, dedicado a sí mismo (31), es fantástico.
Anoto aquí dos frases, por su sentido del humor. En
la primera, Savater aplaude las especias demoníacas que alegran nuestra
existencia (“Hasta Dios bostezaría sobre nuestras vidas si Satán no colaborase
en el argumento que representamos con su dosis de picante”); en la segunda,
aventura una hipótesis simpática, que dará que pensar a más de uno (“No
entiendo por qué se supone que cada cual tenemos nuestro ángel de la guarda y
no en cambio nuestro también individual demonio de la predicción”).
1 comentario:
Volando voy, aire me siento 🙄😂💋
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