La poesía
no es sólo cuestión de palabras, sino una actitud, un modo de mirar y de
sentir, una forma de estar (y de ser) en el mundo. El sevillano Gustavo Adolfo
Bécquer escribió en una de sus rimas aquello de “¿Qué es poesía? Dices mientras
clavas en mi pupila tu pupila azul”, y la chacota cundió entre los versados en
medicina, sabedores de que el iris puede ser azul, mas las pupilas siempre son
negras. Pero tal vez lo que el poeta andaluz estaba intentando explicar es que
existen miradas inusuales, ojos anómalos, y que el amor o la poesía nos sitúan
en esa excentricidad reveladora.
Pedro
Guerrero Ruiz, vendimiador de bellezas, lo sabe muy bien; y nos ofrece en este
volumen la densidad lírica de unos ojos que no se cansan de contemplar su
entorno desde un lado diferente, desde una ladera distinta; y que obtienen
desde ahí el nombre exacto de las cosas. Porque las cosas y los seres sólo son cuando se los sabe mirar. Y el poeta
no es tanto un “fingidor” como un “mirador”.
De ahí
que Pedro Guerrero, el poeta que siempre soñó con huir de su hogar (“La
escapada”), haya encontrado en la poesía su casa verdadera, el refugio cálido
desde cuyas ventanas puede contemplar su entorno (“Desde aquí se ve el mundo”,
p.50); bien mirado hacia arriba, donde lo aguardan las estrellas (p.15); bien
mirando hacia abajo, donde late su perro Chispa (p.30); bien extendiendo su
mirada horizontalmente, para empaparse de fraternidad y hacerse uno con el
resto de los hombres. Oxigenado por esa altura, el poeta habla del mundo
(p.48), porque entiende que no es necesario inventar cosas cuando se está
cantando.
Al fin,
el hombre de la ventana entra en su habitación, se sienta a la mesa y escribe
con voz de enamorado el poema “Algo tuyo (In memoriam)”, el más impresionante
homenaje a Paco Rabal que yo recuerdo haber leído. Las llamas del corazón
fulgen en la noche. El pájaro herido arde en la hoguera de la poesía.
1 comentario:
"Vendimiador de bellezas"...no necesito más para lanzarme por él 😍😘
Publicar un comentario