Que nadie
se deje engañar por la prosa fulgurante, enjoyada de metáforas y también (por
qué no decirlo) de mala follá, de Paco Umbral: sus libros sobre la realidad
sociopolítica de España son, casi siempre, mucho más que frasquitos de bilis y
literatura. Son análisis profundos, meditados, solventes y llamativos sobre la
época que le tocó vivir, enfocada desde un punto de vista sorprendente, único, umbraliano.
Nos dirá
que Manuel Fraga Iribarne “siempre ha sido berroqueñamente fiel a sus ideas,
cosa fácil en él porque tiene pocas” (29); que Juan Ramón Jiménez hacía gala de
una “lírica mala leche malva” (75); que cuando conoció a Isabel Preysler en
casa de Pitita Ridruejo no le hizo mucho caso porque pensó que “era una
filipina más del servicio” (83); que Jaime de Mora y Aragón tenía todos los
años “un desprendimiento de monóculo” (91); que Jorge Semprún “acabaría
haciendo socialdemocracia para ricos y guiones para películas malas” (231); o
que el cantante Víctor Manuel “era el bardo de los mineros y hoy es el
empresario de la Pantoja” (341). Pero junto a ese catálogo de definiciones
impregnadas en curare burbujea el cosmos o el caos de los años 80, que él
disecciona, observa con lupa, tinta de colores y nos muestra. Están ahí
Aranguren, Tierno Galván, Almodóvar, Sartorius, Ana Belén, Ramoncín, Santiago
Carrillo, Mario Conde, Felipe González, las bragas inexistentes de Marta Chávarri,
el flequillo de Jorge Verstrynge, el travestismo de Paulowski, el bigote
chaplinesco de Aznar, las Torres Kío o los cuadros de Viola.
Y por
encima, planeando, explicando, interpretando, literaturizando, los ojos de un
Umbral de whisky y máquina de escribir. Hay que leerlo.
2 comentarios:
Hoy no me has convencido, el otoño me confunde 😅
Besitos 💋💋💋
El "monstruo" Umbral, el escritor más grande del siglo XX, y creo que de algunos más.
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