Descubro hoy la poesía de Salvador Jiménez, con su
obra Una naranja azul (Editora
Regional, Murcia, 1995), que me ha parecido interesante aunque algo irregular
en sus logros literarios.
Me ha gustado, por ejemplo, la hermosa sonoridad de
“La tarde”. Es bastante bonito también “El poeta se duele de escribir” (aunque incurre
en la mitomanía hiperbólica de ver al poeta como un ser atomentado que sufre
escribiendo, la cual me parece que ya está muy sobada). Otro poema entrañable
es “Abierta está la casa”. Por lo que respecta a “Cuando supo mi nombre” diré
que, si es fabulado, es precioso; y si es real, estremece: la historia de una
chica que creía que él era Juan Ramón Jiménez... y que murió creyéndolo,
reconfortada con sus versos y sus relatos.
Sorprende (más que emociona o gusta) el escándalo de
“pes” iniciales que figuran en el poema “Porque en París pinta Picasso la
primavera”! Como experimento, yo diría que vale y que resulta peculiar; pero a
partir de la mitad el texto se vuelve pesadísimo.
He encontrado un verso que me ha parecido admirable:
“Se amapola el silencio”.
Lo demás, en mi opinión, más discreto de lo
conveniente en un libro.
1 comentario:
¿Sabes una de las cosas que más me gustan de este blog tuyo? la prioridad y el amor con el que tratas a los autores y obras de tu tierra 😍
Besitos 💋💋💋
Publicar un comentario