Vive (o
mejor, sobrevive) en Londres, donde acaba de ser abandonado por Helen, con
quien había compartido sus últimos años. Pero una llamada telefónica de su tía
Milagros le hará recapacitar y volver al pueblo de origen, Allún, donde tendrá
que enfrentarse a los antiguos demonios familiares de una estirpe dominada por
la tristeza, el horror, la melancolía y las desgracias: estrecheces económicas,
traumas derivados de la guerra, fallecimientos prematuros, soledad…
Preguntando
y escuchando a diversos miembros de su familia, el narrador irá descubriendo
los infinitos mimbres que se trenzan en su historia. Y comprenderá que ha
llegado el tiempo de exorcizar esos demonios para que las almas de sus
ancestros descansen por fin en paz.
En esta
novela, espléndidamente escrita y narrada, Pedro Francisco Almaida nos entrega
un ramillete de historias que, conservando cada una de ellas un espíritu propio
(y sus curvas, anécdotas y altibajos emocionales), se entrelazan entre sí para
conformar una malla creíble, sólida y que refleja muchas décadas de la España
del siglo XX. Añadamos la elegancia psicológica con la que aborda la disección
anímica de los personajes, que los convierte en figuras de cristalina
complejidad. Añadamos los abundantes simbolismos que el autor introduce en los
nombres (Juana Valiente, María Esperanza, Amador, Anita Voluntad, Cándida,
Milagros) y en los emplazamientos (den la vuelta al nombre “Allún” y refresquen
su latín). Añadamos la eficaz forma en que Almaida refleja el habla popular en
sus páginas… Con esos ingredientes (y con otros muchos que dejaré descubrir a
los futuros lectores del libro) no es extraño que el licor que brota de la
coctelera resulte tan embriagador.
No lo
duden: Los caminos perdidos puede ser
uno de los libros de la temporada.
1 comentario:
Me hablas de un ramillete de historias y con lo que me va a mí un relato, no me puedo negar ¡Y lo sabes! 🤗
Besitos 💋💋💋
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