David y
Harriet, dos jóvenes algo irresponsables, se conocen en una fiesta y, al poco,
deciden casarse y construir su hogar en un pueblecito a las afueras de la
ciudad de Londres. Los problemas surgen cuando, a los escasos ingresos de la
pareja, se une una idea que las dos familias consideran alocada: tener al menos
ocho o diez hijos. En plenos años 60 y con un mundo cada más violento
alrededor, no parece que se trate de un proyecto demasiado razonable, aunque
los hijos van llegando: entre 1966 y 1973 les nacen cuatro. Con el apoyo
económico del padre de David, todo va viento en popa.
Pero la
situación comenzará a emborronarse con el quinto embarazo: dolores, ardor,
incomodidad… Harriet siente que está ocurriendo algo distinto. Y cuando el bebé
nace comprueba que no estaba equivocada en su juicio: es una criatura de gran
tamaño, rasgos extraños y comportamiento singular. Es un violento “niño de
Neanderthal” (así lo define en la página 92) que, lento como una termita y
eficaz como una termita, “iba a destruir la vida familiar” (102). Durante años,
se esforzarán por educarlo, pulirlo o asimilarlo, pero todo resultará inútil.
Fue un feto incómodo, se transformó en un niño hostil y ahora es un adolescente
de rara violencia abrupta. Harriet juzga que todo esto les ha pasado “por
engreídos. Por creer que podíamos ser felices porque nosotros lo habíamos decidido” (199). ¿Qué hacer con un hijo que es
una anomalía tan aparatosa?
Una
novela dura, de temática nada complaciente, donde se abordan los peligros que
nos pueden esperar en el ángulo menos esperado de la vida.
No
tardaré en volver a Doris Lessing.
1 comentario:
A Doris no hay que volver,uno no se va nunca de ella; es un libro brutalmente desgarrador pero de una belleza narrativa más brutal todavía.
Besitos 💋💋💋
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