Concluyo esta Historia
del ocultismo, escrita por L. de Gérin-Ricard y traducida por Sylvia Suárez
(Caralt, Barcelona, 1975). Se trata de un libro anómalo, entre los que suelo
elegir para leer, bien es verdad. Pero quienes me conocen saben que me concedo aventuras
excéntricas de vez en cuando, para explorar ciertos territorios donde, quizá,
pueda descubrir sorpresas que me enriquezcan literaria o intelectualmente.
Se trata, como todos los libros de esta especie, de una “silva
de varia lección”, donde junto a informaciones intrigantes, enigmáticas o
simplemente curiosas, se apilan farsas más que evidentes, bobadas sin cuartel y
timos sólo capaces de turbar a las mentes obtusas e infantiloides de los
crédulos. Esperaba más (lo diré sin que medien rodeos) de un título tan
ambicioso. Me ha proporcionado, eso sí (no hay mal que por bien no venga), un
par de sorpresas muy agradables y que me han agradado, como la reproducción (en
la página 126) del sello hermético de Arnau de Vilanova (personaje por el que
sentí fascinación hace unos años) o la ingeniosa e hilarante clasificación de
demonios de Jean Wier (que se adjunta en la página 139 del volumen), donde se
estipula que el reino diabólico está integrado por 72 príncipes y 7.405.926
diablos, divididos en 1.111 legiones, cada una de 6.666 abortos del infierno.
Hay que joderse con la precisión.
Pero, en general, me parece una cosecha ridículamente breve
para el tiempo que he empleado en leerlo.
1 comentario:
Profesor, es que iba leyendo y me iba entrando el aburrimiento por todos los poros de mi piel. Un poco tostón 🙄🤨
Besitos 💋💋💋
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