Una vieja
iglesia de Roma está experimentando una situación angustiosa, desde que algunos
de los cuadros que cuelgan en sus paredes comienzan a sufrir serias
alteraciones macabras que varias fuentes (incluido el párroco, el padre
Bernardi) atribuyen a causas satánicas. A la vez, se celebra en la localidad un
congreso de demonología en el que confluyen Hans Richter (quien no cree en la
existencia del diablo) y el tétrico Heinrich Schumann (furibundo defensor de
sus poderes).
Con esos
ingredientes narrativos, José María Latorre comienza a dibujar el trazo de su
novela juvenil Codex Nigrum, en la
que todo el peso de la intriga se articula sobre dos enigmas básicos: el
primero es la presunta existencia de un libro mítico sobre el Mundo Oscuro, que
los satanistas han buscado infructuosamente desde hace siglos, y que podría
estar a punto de aparecer en la citada iglesia de San Luigi in Manera; el
segundo, la reflexión misma sobre la posibilidad del Mal. ¿Puede creerse hoy en
día, en plena modernidad, en la existencia de una figura diabólica que pueda
materializarse y actuar en el mundo?
Jugando
con esos elementos, Latorre nos introduce en la novela un asesinato sacrílego,
varios ahorcados en rituales escabrosos, invocaciones espeluznantes, criptas
subterráneas llenas de sarcófagos y sombras misteriosas, un intento de
enterramiento en vida, unos arqueólogos que sufren un final terrible, nubes
maléficas que persiguen (e incluso engullen) a las personas, casas alejadas de
la ciudad en las que se celebran ceremonias inquietantes… Nada falta en esta
novela dinámica y eficaz, que puede funcionar muy bien entre el público joven.
1 comentario:
Ah, pues perfecto para mí! porque yo soy joven, dinámica, activa, resuelta, vamos, una cuarentañera de hoy en día 😁😁😁
Besitos 💋💋💋
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