Dionisia
García es una escritora polifacética y constante que, durante décadas, ha ido
poblando el mundo de los libros con decantados volúmenes que van desde el
relato hasta el aforismo, desde el artículo hasta el ensayo, pero que ha
alcanzado especial significación en el mundo de la lírica.
Para
conmemorar el final del verano, he decidido recorrer las hojas de su Ideario de otoño, un tomo de aforismos
del que he subrayado con profusión un buen número, entre signos de admiración,
aplausos y cabeceos afirmativos. Glosarlos o pretender clasificarlos por temas
incurriría en la petulancia y en el alarde accesorio, porque lo que realmente
importa aquí es la brillantez visionaria
de la autora, su penetración abisal en las bodegas del alma humana y, por
supuesto, la apolínea elegancia de su escritura, que condensa y cifra el
pensamiento en líneas imborrables.
Ofrezco
aquí algunas, como argucia para atraer a otros lectores hacia los libros de la
escritora albaceteña: “En esta
época, la guerra es acontecimiento desgraciado que ocurre a otros”. “El simio
resucita siempre, con ello hay que contar, y no habrá desilusiones”. “Notamos
el cuerpo cuando comienza a resquebrajarse”. “Suele confundirse el orden con la
orden”. “Algunos filósofos actuales se manifiestan quisquillosos, y
entretenidos en minucias, con lo mucho que resta por pensar”. “Admirables las
personas que, viviendo solas, son elegantes con ellas mismas”. “Se ha hablado,
en todas las épocas, de la destrucción del mundo, y seguimos insistiendo”. “Lo
importante es avanzar, aunque no
entendamos nada”. “No nos engañemos, nadie nos quiere como nosotros mismos”.
“Ante cualquier catástrofe, patentes los sentimientos humanitarios. ¿No sería
posible constituirnos en adelantados?”. “¿Qué pasaría si el pueblo se negara a
presenciar las bodas reales?”.
Niéguenme, si pueden, el atractivo de un volumen
plagado de frases así.
1 comentario:
No,no puedo negártelo, me han convencido totalmente 😉😘
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