Ser
profesor de instituto y animarse a llevar a una docena larga de chavales de 3º
de la ESO en viaje de estudios a Palma de Mallorca es una doble intrepidez que
ejecutan Antonio (al que los chavales apodan “Llamadme Toni” por su obsesiva
afición al colegueo) y Carmen (una profesora estricta a la que han bautizado
como “La Sintagma Nominal”). Y del grupo de chicos y chicas que se embarcan,
mejor ni hablar: el escritor aficionado Víctor Machancoses (narrador de la
historia), Helena (de la que está perdidamente enamorado), Mariona (la más
despistada del bloque), Jerónimo (un engreído indigesto), Wu Yu-hui (un chico
que se pasa el día soltando pensamientos presuntamente filosóficos que extrae
de los sobres de azúcar de su restaurante) y varios más del mismo tenor. Con
esos ingredientes jocosos, Pasqual Alapont construye una novela que, bajo el
curioso título de Sí pero no pero sí
publica Algar.
Durante
casi doscientas páginas seguimos a los protagonistas a través de las
actividades que se supone que ejecutan unos adolescentes durante un viaje de
estas características: la visita a lugares históricos; los jaleos nocturnos en
el hotel donde se instalan; los previsibles piques entre chicos y chicas; los
amoríos que nacen espontáneamente y que se disuelven a la misma velocidad; los
indicios de depresión en sus profesores, impotentes a la hora de controlar el
caos hormonal y cinético de unos jóvenes a los que les interesa todo menos sus
explicaciones culturales o pedagógicas… Y, como telón de fondo, Ca´n Pastilla,
las cuevas del Drac y otros hermosos paisajes de la isla, que son descritos con
elegante soltura por el novelista de Catarroja.
Para los
buscadores de perlas humorísticas, valga una sola como ejemplo de las muchas
que el libro cobija: harto del insomnio, Víctor explica a los lectores: “He
contado hasta trescientas ovejas, ciento cincuenta cerdos, un centenar de vacas
y toda clase de aves, pero no había manera: estaba completamente desvelado”
(p.162). Y para los buscadores de perlas literarias (que también las tiene este
libro), juzguemos la que enjoya la página 23: para disimular ante una chica,
cuyo apodo acaba de ser pronunciado sin que ella sepa que se le atribuye, todos
los componentes del grupo se ponen a mirar para otro sitio. Alapont, con
fórmula conceptista, nos dice que “ha habido una pausa estrábica”.
Magnífica
propuesta para adolescentes, sin duda.
1 comentario:
Creí por un momento que mis chicas habían escrito un libro y no me había enterado ¡Es su frase favorita! Y que harta me tienen con él si pero no...😁
Besitos carinyet 💋💋💋
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