viernes, 15 de marzo de 2019

Crónica del rey pasmado




El joven rey español, después de haberse acostado con una prostituta llamada Marfisa y haber gozado del esplendor entregado de su cuerpo voluptuoso, observa cómo en su ánimo crece un deseo inusual, que no duda en hacer público entre sus allegados: quiere ver desnuda a su esposa. A partir de entonces, la Corte, el pueblo y los representantes de la Iglesia se hacen eco de esta idea del soberano, que casi todos juzgan de descabellada o pecaminosa y que lo convertirán en el centro de las murmuraciones, chanzas y desdenes de su entorno.
Partiendo de esa anécdota, el narrador gallego Gonzalo Torrente Ballester nos entrega su Crónica del rey pasmado, donde el humor y el retrato social se unen en una narración ágil, ingeniosa y liviana, en la que escucharemos los argumentos de la curia (la escena del debate teológico sobre la conveniencia o inmoralidad del deseo regio es antológica) y en la que escucharemos las opiniones del Valido y del Gran Inquisidor, las palabras perplejas o ansiosas de la reina o los balbuceos casi adolescentes del pusilánime monarca, a quienes demasiados personajes manejan como si de un prisionero, un débil mental o un niño se tratara.
Muy notables resultan las escenas descriptivas sobre ambientes cortesanos, usos gastronómicos, vestimentas y protocolos sociales, que muestran no sólo la intensa labor del ferrolano a la hora de documentarse sino también la fina manera en que conjuga esos materiales para construir narrativamente su historia, dando siempre prioridad a la parte artística sobre la histórica o ensayística.
Nos encontramos, pues, ante una novela de gran valor como documento sociológico y que, sin constituir una de las narraciones mayores de Gonzalo Torrente Ballester, permite una lectura agradable, en la cual quedan reflejadas las amarguras y frustraciones que un pensamiento religioso intolerante, absurdo y casposo puede generar en sus adeptos.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Hombre, xiquet, obra imprescindible de juventudes añoradas, o al menos bien recordadas...uuuuh, qué vieja soy 😂😂😂

Besitos 💋💋💋