miércoles, 6 de marzo de 2019

La cruzada de los niños




Los hechos históricos ocurrieron en el año 1212 y, según informa la Wikipedia, dieron lugar a varios libros que se ocupaban del asunto (en la nómina no incluye, por cierto, al jumillano Pedro Cobos, que dedicó páginas deliciosas a este asunto). Al parecer, un alto número de niños, animados por la voluntad de alcanzar la ciudad de Jerusalén y proclamar el triunfo de la fe cristiana, se encaminaron hacia allí sin ningún tipo de organización, respaldo militar o avituallamiento. Partían de varios puntos de Europa y se iban unificando como riachuelos que conforman al fin un río caudaloso. Les movía un impulso ciego de gloria, de evangelización, de testimonio que, a la postre, se iba a convertir en su condena: miles de muertos por hambre, otros tantos ahogados en el mar y el resto vendidos como esclavos.
Marcel Schwob refleja aquel espíritu (mezcla de inocencia, estupidez, terquedad y pasión) en su obra La cruzada de los niños, que edita, traduce y prologa Luis Alberto de Cuenca para el sello Reino de Cordelia. En sus páginas, líricas y duras, escucharemos al leproso que se encuentra a los niños y les pide su intercesión ante Dios; al papa Inocencio III, que interroga a ese mismo Dios sobre el sentido real de esta cruzada (no se atreve a creer ciegamente en ella, pero tampoco osa desdeñarla); a los niños desamparados o llenos de ilusión, que caminan con llagas en los pies y luz en los ojos; o al papa Gregorio IX, que recrimina al mar la infamia de haberse tragado a tantos de aquellos pequeñuelos.
Voces moduladas por la credulidad, el asombro o la estupefacción, que quedan maravillosamente retratadas por la pluma inigualable del escritor francés.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Me gusta mucho esta editorial, nos trae títulos de calidad 😉

Besitos 💋💋💋