Advertir
que los sueños de juventud “pels carrers s´han perdut” (como indicaba Joan
Manuel Serrat en una de sus canciones más emblemáticas) implica siempre una
elevada dosis de amargura, porque nos obliga a inclinar la frente con la
sensación tristísima de que hemos malgastado esfuerzos, ilusiones y esperanzas.
Les ocurre, en la última novela de Paco López Mengual, a dos de sus principales
protagonistas, Leandro y Carola. Él es un joven librero que mantiene unas ideas
revolucionarias muy vigorosas y acendradas, que lo llevan a frecuentar reuniones
políticas clandestinas, participar en manifestaciones y adentrarse en lecturas
comunistas que le sirven como savia y como esqueleto ideológico. Ella es una
estudiante burguesa que, refractaria al pensamiento tradicional de su familia,
se va interesando cada vez más por las ideas izquierdistas que circulan por la
España de mediados de los setenta.
Y entre
ambos, como una bisagra enérgica, se instalará pronto Luchino, al que Leandro
conoció durante su permanencia en la Prisión Provincial de Murcia en el año
1974 y que, nada más salir, confiesa a los dos muchachos su proyecto más
ambicioso y más impactante: acabar con la vida de Otto Maier, que vive su vejez
en la zona del Campo de San Juan (en el límite entre Murcia y Albacete) y que,
en realidad, es un importante jerarca nazi. Leandro, enardecido tras conocer la
identidad secreta del anciano alemán, solicita ser quien empuñe el arma que
ponga fin a su vida. Pero pronto descubrirá que casi nada es tan sencillo como
nos lo pintan las personas que pretenden utilizarnos para sus fines; y tendrá
que vivir el resto de su vida con esa amargura contaminando su corazón.
Afirmar
que esta novela trata sobre la muerte de las ilusiones se me antoja inexacto:
más bien me parece una reflexión sobre el asesinato (premeditado y cruel) de
las ilusiones, sobre el poder que tienen algunas personas e instituciones para
pisotear los sueños ajenos o para manipularlos a su antojo, transformándolos de
arco iris en ceniza. De tal modo que se sale de sus páginas con una tristeza y
con una impotencia irreparables, que nos encharcan el estómago.
Paco
López Mengual, mirando hacia atrás, nos previene sobre las frustraciones que
podríamos estar alimentando para el futuro.
1 comentario:
Tú parrafo final me parece demoledor y visionario 😥
Me lo llevo.
Besitos 💋💋💋
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