Cuatro
relatos de Robert Bloch, traducidos por Edith Zilli, se nos ofrecen en este
volumen que editó Bruguera hace ya bastantes años y que me he leído el fin de
semana en una casa rural de Inazares. En todos ellos se juega, como el título
general sugiere, con personajes e historias que, partiendo de la realidad más
inmediata, terminan asomándose a los acantilados de lo desconocido.
“Bill”
nos presenta a un empleado norteamericano que, sumamente enojado por la
proliferación de judíos, negros y chinos en su país, terminará abocado a una
pesadilla espacio-temporal en la que nazis, encapuchados del Ku-Klux-Klan y
soldados furibundos lo convertirán en objeto de una atroz persecución.
“Valentine”
se ambienta en un avión en el que viaja un analista de computación al que
aterroriza volar, y que sentirá mucha más angustia cuando a través de la
ventanilla descubra una figura demoníaca aferrada al ala del aparato.
“Helen”
es una profesora de larga experiencia que, después de la muerte de su madre,
emprende un viaje de liberación en el que conocerá a un niño tan peculiar como
inquietante, que se enredará en su vida.
Y “Bloom”
sitúa como protagonista a un enigmático anciano que se desplaza de residencia
en residencia llevando un mensaje mágico para sus ocupantes.
Al finalizar el volumen
ocurre (es justo avisarlo) lo que ocurre siempre con los buenos libros: que uno
querría que Robert Bloch hubiera recopilado diez, doce, veinte relatos más. Se
disfruta mucho con ellos y el lector, agradecido, querría continuar disfrutando
durante cien páginas más. Memorable.
1 comentario:
Me hablas de relatos y me hacen los ojos chiribitas 🤩 te leo y se me hace los dedos huéspedes (que decía mi abuelo) Ea, a leerlo.
Besitos 💋💋💋
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