Sensualidad.
No se me ocurre mejor palabra para condensar las mil emociones que asaltan
durante la lectura de Historia en el
crepúsculo, de Stefan Zweig, que traduce J. Ferrán y Mayoral para Ediciones
Ulises. Y digo bien: sensualidad. Que no es erotismo, ni sexualidad, ni
ñoñería. Sólo un talento como el del escritor austríaco podía alcanzar y
mantener durante toda la narración un equilibrio tan delicado, tan exquisito,
tan tenue, tan seductor.
El
argumento es fácil de resumir: Bob, un chico de 15 años que está invitado en el
castillo de su hermana, es asaltado en la oscuridad de las noches por una dama
cuya identidad no acierta a descubrir, que lo abraza y lo cubre de ardientes
besos. ¿Quién es la misteriosa mujer? Tras observar detenidamente a las tres candidatas
más cercanas, las hermanas Margot, Kitty e Isabel, llega a la conclusión de que
se trata de la primera; y busca la forma de encontrarse con ella a solas, para
lograr que lo ame también a la luz del día. Pero Margot no abandona ni un solo
instante su frialdad y su actitud desdeñosa, ni siquiera cuando el muchacho,
presa de un ardiente frenesí, suba hasta la rama de un árbol para aproximarse a
su ventana y caiga de la misma, fracturándose un hueso. La convalecencia le
servirá para descubrir cuán equivocado estaba en sus suposiciones.
Pero Stefan
Zweig, lejos de limitarse a la composición de una historia romántica,
costumbrista o jocosa, adorna los senderos novelísticos con un exuberante
abanico de matices, donde tienen cabida el pudor, el sufrimiento, la soberbia,
la ingenuidad, el desengaño, las lágrimas o la melancolía, hasta conformar una
propuesta de elevado interés literario. Lástima que la editorial no haya
cuidado un poquito más, tipográficamente, el volumen.
1 comentario:
Teníamos que haber ido a ver una película al cine club, de esas de arte y ensayo, eran mediados de los ochenta y en el instituto hubo un aviso de bomba y se canceló la salida. Al día siguiente el "profe de ética" nos compensó con una lectura en voz alta que iríamos leyendo por orden de asiento; al rato de comenzar, el jefe de estudios entró arrasando y se llevó el libro que desde entonces quedó censurado 😳 Si, en efecto, era este.
Años después pensando que se trataría de algo perverso y obsceno, me hice con él y lo leí a escondidas dispuesta a terminarlo aunque ardiera en el infierno 😈
Lo que me indigné con ese mojigato de jefe de estudios que nos privó de tan hermosa novela...ea.
Besitos 💋💋💋
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