martes, 11 de marzo de 2025

Un intervalo Un término

 


Atención, porque el reto que nos plantea Emilio J. Lafferranderie (y, de forma complementaria, su editor español de Liliputienses) es tremendo. En su tomo de poesía Un intervalo un término, que incluye sus trabajos Lugares prácticos (2004), Caracteres (2009), Líneas mediaciones (2015) y Modos parciales (2024), no encontrarán ustedes puntos. Tampoco encontrarán comas. Ni siquiera paréntesis. Todo el texto, formado por versos cortos, aireados, de apariencia liviana, forma un continuo, un río de palabras que establece su propia respiración y su propia velocidad. En ese ámbito, el lector es convocado (e interpelado) para que reciba el magma verbal y lo procese; para que se deje impregnar por el fluir de las diapositivas y deduzca su sintaxis; en suma, para que participe de forma activa en la recepción del texto.

No nos encontramos ante una poesía de apariencia difícil, pero sí (en mi opinión) de intelección difícil, porque su fragmentarismo, su bombardeo de fotones y su ambigüedad (recordemos a otro poeta sudamericano, el maravilloso Jorge Luis Borges, quien dictaminó hace años que la ambigüedad es una riqueza) contribuyen a la inseguridad de la lectura: cada mensaje, cada línea, cada sintagma deslizan en nuestro cerebro una gota de luz, pero se requiere mucha concentración para entender la vidriera.

Acérquense hasta sus páginas y participen de la fiesta: están ustedes invitados.

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