jueves, 9 de enero de 2025

Pedro Salinas, una vida de novela

 


He leído, a veces, biografías prodigiosas (sobre Cervantes o Baroja). Y he leído, también, análisis críticos no menos brillantes (sobre Neruda o Borges). Pero la manera en que la profesora Monserrat Escartín funde aproximación biográfica y estudio literario en Pedro Salinas, una vida de novela (Cátedra, 2019) se me antoja de difícil superación. Qué increíble minucia, qué admirable amenidad, qué anonadante dominio de la materia que está tratando. En sus páginas, la figura (personal y literaria) del madrileño Pedro Salinas, decano de los poetas del 27, se va haciendo ante nuestros ojos, adquiere perfiles, se recorta, se llena de volumen y matices, brilla y se expande, porque, con singular inteligencia, la autora del texto nos sitúa en un panóptico privilegiado, desde el que podemos apreciar una ingente cantidad de informaciones sobre el autor de La voz a ti debida.

Nos habla de un hombre corpulento y amicísimo de los juguetes, durante toda su vida; buen aficionado a la comida, la bebida y los puros (de ahí su gran tendencia a engordar); de su fervoroso amor por el arte y los museos; de su condición de republicano convencido y antimonárquico absoluto; de su terrible miedo a la enfermedad y la muerte, de su enrevesada caligrafía (que convierte sus cartas y sus inéditos en un laberinto que exige titánicos esfuerzos de intelección); de su profunda admiración temprana por la tecnología, que luego fue perdiendo de un modo triste “porque la guerra ha envilecido la mecánica, usándola para la carnicería” (p.280); de la influencia que sobre él ejercieron Garcilaso de la Vega o El Quijote, cuyos rastros la profesora Monserrat Escartín analiza exhaustiva y convincentemente; de la complicada relación que siempre mantuvo con su hijo Jaime; de su esposa, Margarita Bonmatí, auténtico puntal en su vida, que siempre estuvo dispuesta a apoyarlo en su trayectoria literaria y a perdonar sus flaquezas eróticas; y, por supuesto, del célebre episodio sentimental que el poeta vivió desde 1932 con su joven discípula Katherine Prue Reding (Katherine Whitmore), en la cual el poeta se obstinaba en descubrir perfecciones físicas y espirituales que anidaban tal vez más en su mente que en la realidad. El desesperado intento de suicidio de Margarita el 27 de febrero de 1935 (se arrojó al río Tajo, aunque por suerte fue rescatada por un miembro de la Marina que se encontraba cerca) aceleró el proceso de ruptura con dicha amante, porque el poeta se veía incapaz de abandonar a su esposa e hijos para emprender una nueva vida. La autora del trabajo disecciona con gran finura el “amor doble” que sintió por su mujer y su amante en un párrafo tan breve como atinado: “No hay duda de que, hacia su esposa, don Pedro sintió un amor fraternal o confidente y, por Katherine, lo que el poeta llamó amor fue en gran parte enamoramiento, pasión y dependencia” (p.172).

Conviene también destacar la maravillosa sección del libro donde la profesora Escartín analiza los recursos retóricos y los juegos verbales de Salinas (pp.283-300), así como la forma en que nos resume los métodos de enseñanza del poeta, que intentaba dar a través de los textos las herramientas necesarias para que sus estudiantes se adentrasen en las obras y gustasen de ellas.

Y cómo no subrayar con entusiasmo el impagable enriquecimiento filológico que suponen los 143 inéditos que la profesora Monserrat Escartín ha descubierto del poeta madrileño (uno de los cuales permanecía inédito hasta la aparición de este volumen, y puede ser consultado entre sus páginas 399 y 400). O el completo y conmovedor aparato iconográfico que el tomo incorpora, con imágenes de Pedro Salinas, de sus hijos, esposa, amante, amigos, obras, manuscritos y lugares emblemáticos (españoles y norteamericanos), que nos ayudan a conocer los alrededores (las circunstancias orteguianas) de sus procesos vital y creativo.

Estamos un libro que persigue, en palabras de su autora, “acercarse a la interioridad del hombre para entender mejor su producción literaria” (p.17), pero que sin duda va más allá, erigiéndose en monumento de inexcusable consulta para todos aquellos que quieran conocer la literatura del 27.

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