miércoles, 5 de enero de 2022

El rey mago perdido

 


Después de varios años sin publicar ningún volumen de creación, Santiago volvió a las librerías en 1995 con una novela espléndida a la que puso el título de El rey mago perdido y que llevaba en su portada una hermosa litografía de David Roberts, fechada en 1822, y que representaba a la legendaria ciudad de Petra. La había comenzado a escribir en diciembre de 1989, la remozó en enero de 1992 y la consideró terminada en octubre de 1995. Tantos años de composición, revisión y detalles revelan que el autor le dedicó a este libro un extraordinario interés, y que su argumento lo estuvo acechando durante más de un lustro. Al final, tras un largo período de documentación y de escritura, la obra quedó lista para los lectores. De hecho, si tuviera que elegir una fórmula para definirla, yo diría que estamos ante la novela más novela de Santiago Delgado; la más cuajada, creativa y redonda de cuantas compuso en el siglo XX; la que con más acierto combina imaginación, diálogos, finura psicológica, personajes seductores, trama poderosa y final mágico. Lo tiene todo esta novela. Es una obra donde el autor juega con los elementos de una trama cultural conocida (la tradición cristiana sobre los primeros días de Jesús de Nazaret), pero donde se permite la licencia de vulnerar en varias ocasiones la ortodoxia de esa tradición, introduciendo grietas en la misma: un rey mago que se perdió, viajes astrales que justifican las voces que escuchan los otros tres reyes, una infancia egipcia de Jesús, la existencia real del abominable hombre de las nieves, etc. Santiago Delgado juega y novela, desde el respeto… pero también desde la fantasía. Y el resultado es una pieza memorable, en la que los lectores somos seducidos y llevados de la mano por las montañas y los valles de China, La India, Sudán, Arabia, Persia, Egipto y otras zonas; territorios auténticos pero mágicos; zonas donde volvemos a ser niños que escuchan historias.

Sostiene un relato escrito a finales del siglo XIX por el norteamericano Henry Van Dyke que existió un cuarto rey mago (llamado Arbatán), que se perdió antes de conseguir su propósito de ver a Jesús recién nacido. Santiago Delgado fabula de forma magistral sobre la posible existencia de ese cuarto astrónomo, que intentó –y no pudo– conocer al renovador del mundo. Para ello, une imaginación, referencias históricas y geográficas, leyendas tibetanas, textos sagrados, doctrinas filosóficas, ciudades míticas, páginas de la Biblia… y lo pone todo al servicio de una trama novelesca de notable solidez, donde la crudeza, el humor y la ternura se van entrelazando con calculada pericia.

Sin duda, uno de los libros mayores del novelista murciano.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Lleva de todo, como en botica.
Será cuestión de acercarse a él a ver que ofrece 😉💋