Resulta evidente
que la infancia constituye un reino que jamás se pierde del todo. Nos lo
rescatan y mantienen vivo las fotografías, los vídeos y, sobre todo, aquellos
recuerdos que se fijan a la memoria en forma de caras, lugares y situaciones
que el paso del tiempo, pese a su condición de rodillo, jamás consigue
destruir. En su libro Hervaciana, el extremeño Gonzalo Hidalgo Bayal
explora el territorio de su ayer en el colegio de San Hervacio, donde
permaneció interno mientras cursaba el bachillerato. Allí conoció a un grupo de
chicos de su edad, con algunos de los cuales ha seguido manteniendo contacto y
con otros que la vida le ha ido alejando con su eficacia implacable. Conectando
el pasado y el presente, conocemos a Adames (que escribía unos versos bellísimos,
pero que luego no llegó a publicar libro alguno), a Pastor (que sufrió la
triste humillación de que ninguno de sus compañeros lo votase para pertenecer a
su grupo), a Buendía (acusado de haber perpetrado un robo que seguramente no
cometió), a Viñas (inteligente pero sin ambiciones académicas), a Calderón
(atleta perfecto y estudiante perfecto, que gozaba de una popularidad tan
elevada como su jactancia y su actitud chulesca), a Zamora (que se confesó
autor, sin serlo, de una pintada bochornosa contra el padre prefecto), a
Escudero (un idealista de izquierdas al que vida derrotó con su gris rotundidad
inamovible), a Isidora (un amor imposible de juventud, que le fue arrebatada
por un antiguo compañero de estudios y dejándole un dilatado poso de melancolía),
al joven profesor de griego al que terminaron expulsando del colegio, a
Saturnino (el portero retrasado)…
Las historias que va recordando Hidalgo Bayal son deliciosas, tiernas, irritantes, dulces o terribles, dependiendo del caso; pero todas están redactadas (marca de la casa) con una prosa inmaculada, un ritmo perfecto y un manejo inigualable del léxico, que combina lo culto y lo popular con auténtica maestría. Qué gusto da leer a quienes saben escribir. Y el escritor de Higuera de Albalat, desde luego, sabe.
1 comentario:
Me encanta la portada, evoca tantos recuerdos aún sin haberlos vivido, ¿verdad?
Lo has hecho irresistible.
Besos 💋💋💋
Publicar un comentario