¿Es posible que los responsables de esta edición entendieran
que con la misma estaban contribuyendo a engrandecer la memoria poética de
Pablo Neruda? Es posible, desde luego: las drogas producen efectos muchas veces
incomprensibles para quienes no las frecuentamos. Pero si se encontraban
limpios de alcohol y otros estupefacientes resulta bastante complicado justificar la publicación de este tomo
insensato, mediocre, bilioso e indigno de la grandeza poética del escritor
chileno. Magro favor a su memoria. Que lo escribiese (o vomitase) en un
calentón resulta admisible. Que sus herederos estimasen atinado darlo a la luz
pública no resulta ni comprensible.
Es una obra que apenas supera la categoría de panfleto, en el
que ni una sola de las composiciones merece la relectura. Una lástima que el
compromiso político (que puede producir frutos estéticamente dignos) haya
generado en este caso una monstruosidad tan chata, alicorta y boba.
Suspiro y olvido.
1 comentario:
Ja, ja... Me has hecho reír con ganas, Rubén. Y al tiempo me has hecho retroceder muchas años -décadas- atrás. Tu reseña me ha llevado a los años setenta del siglo pasado cuando estudiaba en la Universidad y leíamos todo lo que considerábamos literatura de denuncia; si como en esta ocasión venía firmada por Neruda (el golpe del 11 de septiembre de 1973 en Chile estaba en nuestras cabezas) y atacaba a USA que seguía enfangado en Vietnam pues era obligado leer este título tan sonoro.
Pero efectivamente, amigo Rubén, ya me lo pareció en su momento: es un panfleto escrito en malos versos. Poesía mediocre, muy mediocre. Mala sin paliativos, cabría decir.
Un abrazo
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