jueves, 5 de agosto de 2021

Pasiones pasadas


Leer Pasiones pasadas, como leer cualquier libro de artículos de Javier Marías, es un auténtico gozo para mí. Ya creo haberlo dicho en anteriores reseñas de este Librario Íntimo: su forma de abordar los temas, los enfoques y la escritura misma suelen provocar mi aplauso. Y también ha ocurrido con este volumen, aunque no se me escapa que su condición de obra “juvenil” (en la contraportada se indica que fue el primero de sus libros de este género) provoca que en su interior palpiten algunos escritos menores o de más defectuosa factura. En este bloque último, no demasiado extenso, me parece que deben ser incluidos los trabajos “Deseo ser protegido” o “Desalmadas de pensamiento”: en el primero, para protestar contra las absurdas prohibiciones que aquejan a los fumadores en la sociedad actual, esgrime el argumento de que también deberían redactarse leyes contra los dueños de perros, los mochileros y otros colectivos, logrando con sus ejemplos absurdos que el escrito (con cuyo espíritu me muestro conforme) quede contaminado de una frivolidad innecesaria, que resta fuerza a la argumentación; en el segundo, se permite concluir sobre lo que piensan (y cómo lo hacen) todas las mujeres, generalización banal impropia del escritor madrileño.

Con el resto he disfrutado mucho más: las que dedica a los retratos de Juan Benet o Luis Antonio de Villena; el dibujo entre artístico y familiar que dedica a su tío, el cineasta Jess Frank; la forma en que recuerda su etapa como profesor en la universidad de Oxford (y el extenuante manojo de llaves que debía portar siempre encima); o las estupendas aproximaciones que realiza a las ciudades de Madrid y de Barcelona, que tan bien conoce… En cuanto al largo texto con el que se abre el tomo, qué decir: un maravilloso recorrido por las costumbres, paisajes, zonas y arte de la ciudad de Venecia, con el añadido morboso de recordar que un joven escritor tomó “deslealmente” un buen número de “imágenes, anécdotas y frases casi literales” para incorporarlas “a una atolondrada novela suya que le valió un llamativo premio”. Es tan fácil descubrir de quién se trata que ni merece la pena recordarlo.

Un tomo inteligente, culto y de gran atractivo literario, con el que aumento de forma alegre mis lecturas de Javier Marías.

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