Unas horas de poesía. Y el responsable y el protagonista es
Jaime Siles, de quien leo Pasos en la
nieve (Tusquets, 2004), un libro irregular, donde he encontrado textos
deliciosos y textos prescindibles, sonoridades para enmarcar y chirridos
incomprensibles. De todo hay en la viña del señor Siles.
Algunas de las composiciones me han parecido risibles (“Hola,
Turín”; y sobre todo ese “Paisaje acústico” de las páginas 99-100, directamente
horrendo); pero también he hallado poemas que me han emocionado con la delicada
música de sus vocablos y de su sintaxis cuidadísima (“Otoño en Madison”,
“Santander”, “A. E. Housman acaba su edición de Manilio” o el hermoso y
melancólico “Antonio Espina en el café Lyon a mediados de los años sesenta”). Por
la irregularidad que antes he anotado y que creo que preside el volumen, he
subrayado líneas que fomentan el estrabismo (“me han infringido daño”, p.126) y
algunas fórmulas líricas preciosas (“la perfecta agilidad del aire”, p.111).
Como se puede observar, un panorama de asombrosos altibajos.
Pero (y el “pero” lo quiero subrayar en rojo y con energía) sé que acudiré a
otros libros suyos, pues la intensidad de los aciertos me anima a pensar que
encontraré en ellos algunas pepitas de oro memorables.
Seguiremos informando.
No hay comentarios:
Publicar un comentario