Galcerán de Born, viendo que su hijo Jonás parece haberse
convertido en la corte de Barcelona en “un necio zoquete pisaverde” (p.12), que
malbarata su tiempo en lances de dados, le escribe desde Portugal para
ordenarle que lo deje todo y, en compañía de frey Estevão Rodrigues, emprenda el Camino de Santiago. Será, aparte de una buena
ocasión para reflexionar (“Jamás se pierde el tiempo cuando se pasa en compañía
de uno mismo”, p.17), la forma de cumplir un viaje iniciático que hará de él
una persona nueva, más prudente, más sabia, más aplomada.
Este pequeño resumen constituye todo
el hilo argumental que la alicantina Matilde Asensi nos propone en Peregrinatio, un singular y hermoso
libro que edita Planeta con bellísimas imágenes extraídas de manuscritos,
miniaturas, crónicas y biblias de la Edad Media. En el fondo (y en la
superficie, porque no media engaño en su formulación), este volumen es un paseo
entusiasta, muy bien documentado y muy ameno, por todos los pormenores del
Camino: su orografía, su historia, su anecdotario, sus engaños, su enigma, sus
relaciones con el mundo de los templarios, su valor espiritual… Para darle un
carácter más seductor a esos detalles, la escritora recupera a algunos
personajes que ya estaban en su novela Iacobus,
como el propio Galcerán o su acompañante judía Sara, a quienes se cita en esta
larga misiva dirigida a Jonás. Pero no se trata, en modo alguno, de una
continuación de aquella obra. Es, como digo, una glosa (no una novela) sobre
paisajes, figuras históricas e informaciones curiosas sobre la ruta jacobípeta.
Fascinante y peculiar libro.
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