Me ha salido el tiro por la culata. Cogí de la estantería de
mi biblioteca el tomo Las anécdotas de
Grecia, de Ramón Irigoyen, pensando que iba a provocarme un buen número de
sonrisas… y me encuentro con un libro soporífero, escrito sin brillantez, fatuo
durante un buen número de páginas (hay autobombos que deberían ruborizar
incluso al ególatra menos pudoroso), donde se califica al matemático Pitágoras
de “genio gilipollas” (p.121), donde se utiliza la palabra follar con sospechosa y zafia fruición (Freud debería pronunciarse
sobre este caso clínico), donde se menosprecia a Sócrates y Unamuno con el
elevadísimo argumento intelectual de que ambos “tenían muy mala leche” (p.140)
y donde, en fin, el señor Irigoyen nos informa de que, en su opinión, un ratón
es un “hijoputa” (p.176).
Para qué malgastar más tiempo describiendo esta obra: muchos bostezos y un par de leves sonrisas. Corto bagaje.
1 comentario:
¡QUÉ PENA DE ESCRITOR!
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