Tres
historias escalofriantes quedan reunidas en este volumen que Ignacio María
Muñoz publicó con el título de Mía
(Cuadernos del Laberinto, 2019); pero conviene aclarar desde el principio que
se trata de escalofríos que nada tienen que ver con la narrativa de terror, el
derramamiento aparatoso de sangre o los sucesos de rango paranormal, sino con
la angustia que en el alma de las mujeres puede imprimir el comportamiento de
un varón brusco, posesivo, paranoico o dominado por la agresividad.
En la
primera, fechada en 1887, nos encontramos con el señorito Jacobo Escalona, un
zascandil de buena familia y aspecto galano que se vale de todos sus atributos
económicos y estéticos para seducir a cuantas mujeres se le ponen en el camino,
sean venales, solteras, casadas o, como ocurre en el caso de Angustias,
virtuosamente inocentes. En la segunda, que sucede en 1952, acompañamos a la
pobre Esperanza en su particular calvario: embarazada en el pueblo, rechazada
por su seductor, recogida por las monjas, madre soltera, trabajadora en una
fábrica para sacar a su hijo adelante… y con la mala suerte de toparse tan sólo
con hombres libidinosos o virulentos, que la amargarán hasta el final de sus
días. En la tercera, que sucede en el cercanísimo 2017, conoceremos a Leticia,
una chica de buena posición social que tiene la desafortunada idea de acostarse
con un estudiante universitario extranjero que, tras quedar interrumpida la
relación, se convertirá en una bestia vengativa de la peor calaña.
Como se
puede observar, nos hallamos ante tres novelas cortas donde se aborda el amargo
tema de la violencia machista, desarrolladas sin maniqueísmos y con buen pulso por
Ignacio María Muñoz (Bilbao, 1959), quien además imprime al conjunto un
inesperado giro en las últimas páginas.
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