jueves, 16 de julio de 2020

Praga




Ciudad emblemática, en la que burbujean los recuerdos de Franz Kafka, Giacomo Casanova o Wolfgang Amadeus Mozart; pero donde también se escuchan en el aire los lamentos de los judíos masacrados, y los aullidos de los invasores soviéticos, y la amargura de los destinos torcidos.
Manuel Vázquez Montalbán detiene su mirada lírica, herida y triste en la ciudad por la que pasaron Milan Kundera, Rainer Maria Rilke, Bohumil Hrabal o Jaroslav Seifert; pero donde también vivieron anónimos camaradas que fueron asesinados de la manera más vil (“aprendisteis a avanzar de espaldas / para oír cara a cara el tiro de gracia”), y donde tuvo que soportarse “la obscenidad del tanque enhebrando ventanas”, y donde resultaba transparente “la división entre el que muere y el que mata”.
Puentes hermosos e ideales pisoteados. Kafka sufriendo línea a línea sus obras. Laberintos y metáforas. Encrucijadas y calles sepultadas por la niebla. Y un escritor que abandona la puntuación y que retuerce la sintaxis para dejar que los pensamientos y las emociones fluyan sin torrenteras convencionales.
“Todo lenguaje es un tam tam / que pide socorro en una lengua / inaceptable”, se lee hacia la mitad del libro. Este volumen de poesía tiene mucho también de tam tam, y de lamento lánguido, y de fracaso convertido en versos.

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