lunes, 27 de julio de 2020

Las nueces del más allá




El pueblecito de Monsalud ha ido poco a poco despoblándose, hasta comprobar con inquietud que su término no engloba a más de mil personas. La única de sus dependencias que aún conserva cierto esplendor es el cementerio, elegante y bien cuidado. En la corporación municipal no saben qué hacer para reactivar la vida del pueblo, hasta que una charla entre el alcalde (Juan Civantos), el secretario (Diego Malaver) y el concejal de festejos (Pedro Silva) establece que la única manera consiste en activar un plan que atraiga la atención del resto de España, con una medida tan contundente como estrepitosa: pedir que los restos de Francisco Franco, cuando sean extirpados del Valle de los Caídos, descansen en el osario de Monsalud. Pese a lo estrafalario de la propuesta, todos terminan convenciéndose de que las cuestiones ideológicas del asunto deben quedar a un lado, en beneficio de la economía municipal.
Pero una parte de los residentes en Monsalud no parece estar de acuerdo con esta delirante empresa: los fusilados durante la guerra civil. Y para manifestar su silenciosa disconformidad comienzan a desfilar en forma de Santa Compaña por las calles del pueblo, a fin de advertir a los responsables del proyecto para que lo detengan y olviden. También comienzan a recibirse extraños mensajes (en latín y en castellano) que se encuentran mágicamente en el interior de las nueces.
Esta breve colección de relatos, cuya textura se encuentra a mitad de camino entre Cunqueiro y el Realismo Mágico, certifica una vez más (si es que al cabo de casi un centenar de publicaciones el extremeño Ramírez Lozano necesitase avales de algún tipo) la extraordinaria capacidad inventiva del autor, uno de los narradores más premiados y aplaudidos de España.

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