Pocas
experiencias humanas alcanzan la plenitud de la maternidad, esa función
orgánica que acerca a la mujer al rango de los dioses, pues le otorga el
sagrado privilegio de crear vida. Y pocas experiencias humanas se dilatan tanto
en el tiempo como esa dedicación entrañable, que convierte a la madre, por lo
general, en cuidadora perpetua de sus vástagos.
La escritora
Zaida Sánchez Terrer mezcla ambas nociones en el original título de este
volumen de cuentos que acaba de publicar MurciaLibro, donde se nos habla de
adopciones movidas por un impulso azaroso (“Reconocimiento”); madres que
comprenden el espíritu que alienta dentro de sus hijas, estando ya en el lecho
de muerte (“El último secreto”); mujeres maduras que sufren un abandono
conyugal y que deben pensar en la reconstrucción de sus vidas, por ellas y por
sus hijos (“Comienzo”); diarios recuperados al cabo del tiempo, que permiten
conocer a la persona que los escribió (“Ella, mi madre”); partes tortuosas de
nosotros mismos, que emergen cuando nos hallamos saturados por la fatiga, la
crianza o la ira (“El monstruo que llevo dentro”); o historias conmovedoras e
ilustrativas, como la de la joven republicana Ángela, quien sufre los golpes
abrumadores de la guerra civil y las represalias rencorosas de la postguerra, y
que consigue mantenerse en pie contra todo pronóstico gracias al amor
(“Orfandad”). También, para completar el ambicioso fresco narrativo, la autora
nos propondrá relatos ambientados en un viaje espacial que se dirige hacia
Marte, madres que se ven despojadas de sus bebés mientras ejercen la
prostitución o parejas de lesbianas que difieren en la idea de tener o no tener
una criatura.
En este
amplísimo abanico de temas y situaciones, el lector encontrará todo un mundo de
propuestas, llenas de elegancia formal y buena literatura, que le harán sonreír
y llorar, reflexionar y comprender; pero que, fundamentalmente, le harán
sentir. Es el atributo de los buenos libros.
2 comentarios:
A mí el tema "madres" me origina sentimientos enfrentados, será que me quedé huérfana de madre pronto y que la conocí poco, que fui una niña rara a la que no le afectó demasiado, o eso creo, que con un buen padre la maternidad a mí entender está muy sobrevalorada, y que soy muy malamadre porque práctico desde siempre el desapego 😅😜, que esta vez no me siento atraída.
Ya podéis quemarme por hereje 🔥
Besitos 💋💋💋
Te entiendo perfectamente y felicidades por ese padre
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