En uno de
sus versos, publicado por la revista Almiar en el número de marzo-abril de
2007, dice la escritora Lara Moreno: “El pie tropieza, es carne fresca lo que
ha encontrado”. Esa sentencia podría valer (y de hecho vale) para resumir el
eje central de su libro Cuatro veces
fuego, publicado por Tropo Editores en 2008.
Vemos ahí
cómo, mediante pinceladas cortas y frescas, nos dibuja todo el abanico de
sentimientos que puede rodear al ser humano: el deseo, la soledad, el desorden,
la tristeza, la búsqueda. Sus criaturas son tan humanas que produce un
auténtico vértigo contemplarlas de cerca, y por eso Lara Moreno las diseña con
la acuarela de su ordenador, recortándolas de nieblas y haciéndolas latir sin ambages.
Así,
descubrimos a la anónima mujer que, saciada de todos los futuros imperfectos
que le estampó en la cara alguien que se fue, se refugia en la soledad tétrica
de un váter de bar para masturbarse; y nos encontramos con Jacobo, que atesora
desde la infancia un buen número de cajas con cráneos de roedores; o
acompañamos a esa chica que no sabe si viajar a Dubrovnik, Split, Benarés,
Zanzíbar o Lisboa, y que guarda un secreto en el agujero cariado de su muela.
Tantos seres breves, tristes, recortados y cálidos, hechos no de la materia de
los sueños sino de la materia de la vida: calor, desesperanza, desconcierto,
ilusiones, lágrimas y sexo.
Lara
Moreno, cuentista, poeta, editora y correctora, que declara su fervor por Julio
Cortázar como quien reconoce su pertenencia a un territorio físico (ya dijo
Pessoa que su patria era la lengua portuguesa), nos entrega en este volumen un
trabajo delicioso, de perfume denso (dulce o agrio, según las páginas) y de
sólida escritura, que contenta a los más exigentes degustadores del género
breve.
1 comentario:
No solo me han entrado ganas de degustar esos sabores, me ha entrado hambre y le daría un buen bocado 🙂
Besitos 💋💋💋
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