Lo más frecuente es que en los libros de relatos
siempre haya dos o tres que sobresalen en el conjunto y que marquen la meseta
del volumen, pero en los buenos libros de relatos (rara avis) resulta compleja
la circunstancia contraria: encontrar dos o tres que puedan ser tildados de
pasables o medianos y que tiren hacia abajo del conjunto. La guipuzcoana Juana
Cortés Amunarriz, cuya carrera literaria está enjoyada de galardones, obtuvo
con Queridos niños el premio Ciudad
de Alcalá; y el tomo pertenece, sin duda, al segundo bloque. De tal modo que
pretender destacar alguna de sus propuestas sobre el resto constituiría una
abominación o un pecado de reduccionismo.
Desde la niña que vive atemorizada por la figura de
un dragón y que ocasiona una tensa situación familiar en una gasolinera (“La
maldición de Casandra”) hasta la chica que ejecuta varias acciones delictivas
para proteger la vida del hombre al que ama (“La mujer partida”). Desde la hija
de una fanática religiosa que, tras descubrir su potencial sexual, lo usa de
forma inaudita (“Ruth ratón”) hasta la hermosa muchacha que queda embarazada
misteriosamente de un novio imaginario (“Los mundos de Silvia”). Desde la niña
que, alborotada de lágrimas, denuncia en su colegio la presunta violencia que
sus padres ejercen sobre ella (“El remolino”) hasta el solitario chico que,
advirtiendo los primeros signos de la pubertad, se niega al dramático acto de
crecer (“Sergio, ¿estás ahí...?”).
Juana Cortés nos sorprende y nos reta en cada
relato. Pone ante nuestros ojos a sus personajes, diseña la trama argumental,
elige el formato (siempre distinto, siempre mágico) de la narración y lo
convierte todo en un perfecto mecanismo literario, que nos conmueve, nos
perturba y nos seduce. Sabe lo que quiere y sabe cómo lograrlo. A eso se le
llama maestría.
1 comentario:
Por lo que dices, debe ser muy interesante. Lo leeré
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