El señor de Virelade fue abandonado por su esposa
hace ya bastantes años, y él ha encharcado su vida en alcohol desde entonces,
mientras veía crecer a sus dos hijas: Elisabeth (su ojito derecho) y Mariana (a
quien trata con desdeñosa frialdad, porque le recuerda a la fugitiva). Ahora,
Elisabeth tiene ya 29 años y está a punto de pedirle a su padre el
consentimiento para contraer matrimonio con Alan; pero no será fácil, porque el
antiguo militar no parece dispuesto a consentir que su amadísima primogénita lo
abandone. Además, pronto queda al descubierto que Alan y Mariana mantuvieron
una pequeña relación superficial en el pasado, que a él le resultó inane pero
que a ella la marcó indeleblemente.
En esta pieza de François Mauriac, que Vicente
Balart traduce para Escelicer, nos encontramos con cuatro seres infelices, que
han amado mal o que han sido mal amados, y con cuyas existencias el Destino
jugará de manera cruel. El señor de Virelade no fue bien amado por su esposa,
que lo abandonó a su suerte con dos criaturas; Mariana no fue bien amada por
Alan (que se limitó a tontear con ella, hiriendo sus sentimientos), ni por su
padre (que la relegó a un segundo plano en su corazón), ni por su hermana (que
está a punto de arrebatarle al amor de su vida); Elisabeth no fue bien amada
por Alan (quien la traicionó), ni por su madre (por su abandono), ni por su
padre (que ejerce sobre ella una clara dominación egoísta); Alan...
No creo que resulte necesario seguir detallando. La
atmósfera está enrarecida, las vidas están manchadas, los corazones sufren una
perpetua gotera de dolor. En esa espiral terrible y claustrofóbica, François
Mauriac nos enseña que todas las puertas están cerradas y que los cristales de
las ventanas están oscurecidos. ¿Es legítimo actuar de forma egoísta para
procurarse la propia felicidad, sin parar mientes en los daños que causamos a
quienes nos rodean? ¿Es legítimo, por el contrario, que se nos pide resignación
y sacrificio, para que no broten lágrimas en los ojos ajenos?
Una pequeña obra teatral muy interesante, sin duda.
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