Prepárense,
como lectores, para asistir a un juego narrativo que les exigirá su
participación; una atención meticulosa, despierta, y que, en sus líneas
finales, pondrá a prueba su capacidad para el asombro. Estamos en una
universidad de Estados Unidos, donde trabaja como profesor un lingüista llamado
Mario Rota. Es un hombre que, pese a practicar deporte, bebe quizá demasiado,
que no desempeña una labor investigadora especialmente notable (lleva tres años
sin publicar ningún trabajo de su especialidad, la fonología), que mantiene un
vínculo emocional poco atento con su compañera Ginger (con quien se muestra más
distante que cariñoso) y que tampoco es el vecino ideal (Nancy se queja de que
la espía y molesta con sus impertinencias). Scanlan, su superior jerárquico en
la universidad, no se encuentra satisfecho con su actitud. De ahí que aparezca
en el campus un personaje llamado a revolucionar la situación: Berkowickz.
Viene precedido por una intensa fama como investigador, ocupará la vivienda de
Nancy (es decir, será el nuevo vecino de Mario Rota)… y se le adjudican algunos
de los cursos del protagonista, que verá así mermado su horario y su sueldo.
Pero eso no es todo: Ginger, harta de la actitud fría de Mario, decidirá
acercarse (desde el punto de vista profesional, pero también sentimental) a
Berkowickz. Con lo cual se consuma el terremoto: el mundo de Mario se ha puesto
patas arriba. Y las insinuaciones de Scanlan acerca de su posible despido
terminarán de erosionar su dignidad.
Esta novela, que parece presentarnos fundamentalmente un conflicto laboral y emocional, ejecutará un giro sorprendente en las páginas finales, ante las cuales les prevengo: presten mucha atención. No den nada por sentado. Desconfíen. Y lean con lentitud, fijándose muy bien en los detalles. La “teoría” que ustedes hayan desplegado acerca de la historia tendrá que sufrir modificaciones y se verá sometida a prueba. Pero les aviso también de otra cosa: van a disfrutar el relato de manera constante, porque la narrativa de Javier Cercas absorbe, impregna y deslumbra. Ya lo verán.
No hay comentarios:
Publicar un comentario