¿Qué
es más deseable: suspirar por la consecución de unos objetivos o alcanzar al
fin su cumplimiento? Esa interrogación es la que flota en la base de la novela
corta El rapto del Santo Grial, con la que Paloma Díaz-Mas se convirtió
en 1983 en una de las finalistas de la primera edición del premio Herralde,
convocado por el sello Anagrama. La duda, mucho más intensa de lo que podría
parecer en su seca formulación, se convierte en materia narrativa en el mundo
crepuscular de Camelot, donde unos caballeros de la Mesa Redonda “que ya eran
un poco viejos” reciben de los labios del rey Arturo la sorprendente noticia de
que el buscadísimo Santo Grial, por el que suspiran desde hace muchos años, ha
sido descubierto por “un centenar de tejedoras presas en el castillo de Pésima
Aventura, capitaneadas por una tal Blancaniña” (p.10) y que ahora lo custodian
en el castillo de Acabarás. Si logran recuperarlo de allí y traerlo hasta las
manos de Arturo, la paz y la felicidad reinarán para siempre en Camelot. La
noticia, que debería resultar gozosa, tiene un envés amargo, pues todos son íntimamente
conscientes (aunque guarden silencio, porque la gallardía los obliga a guardar
las formas) de que si culminan con éxito esa misión su mundo quedará abocado al
caos: la caballería se tornará inútil, la milicia perderá sentido, incluso la
figura del rey devendrá ociosa. En efecto, ¿por qué habrían de ser necesarios
la fuerza, la agresividad o el valor guerrero en un mundo que se remansa en el
orden, la concordia y la paz muelle? ¿Qué objetivo tendrían, desde entonces,
sus vidas?
Manejando
lenguaje y fórmulas narrativas que rememoran el aliento medieval (“bien oiréis
lo que dijo”, “muy amena estaba la floresta”, “yo no digo mi canción sino al
que conmigo va”), la escritora madrileña va dando forma a un relato irónico y
muy inteligente, que se lee con sonriente agrado. Y, por favor, que nadie
desdeñe la lectura erótica del texto, que es tan evidente como divertida e
intensa (especialmente, el capítulo “En el castillo de Acabarás”).
Convincente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario