Una
de las grandes lecciones que nos depara la vida (o que la vida simplemente nos
ofrece y que nosotros deberíamos esforzarnos por aprender) es con quién no
conviene meterse, porque podemos salir escaldados. Y una de las grandes
lecciones que nos regala la literatura es el modo en que dicha astucia (en el
caso de comprenderla) o dicha temeridad (en el caso de ignorarla) pueden
generar una narración llena de claroscuros, indagaciones en el alma humana y
dramas de contundente textura. En la novela Penitencia podemos observar
cómo un gran narrador, Ismael Orcero Marín, moldea todos esos materiales y
construye con ellos un libro lleno de interés, que además está embellecido por
unas excelentes ilustraciones de Diana Escribano.
Estamos
dentro de la prisión de la localidad y dentro de ella se nos pide que fijemos la
mirada en Justin Evans, un capitán retirado del ejército (experto en
operaciones especiales) que ha sufrido varios intentos “casuales” de asesinato
y que, observada por parte de los responsables la inutilidad de los mismos, es
subido a un furgón policial con dos vigilantes que lo han de conducir hasta el
despacho de un juez. Pero Evans, que es perro viejo y que es consciente de que
alguien ha puesto precio a su cabeza, comprende pronto que lo están llevando,
esposado e inerme, al matadero. Al otro lado de la acción, conocemos a Turner,
un eficaz pistolero implacable que ya ha matado a los tres compañeros de Evans
y que, para terminar de cumplir su misión (encomendada por la todopoderosa doña
Dolores y tutelada por el Colombiano), debe ultimarlo a él. Con esos
ingredientes ya tenemos organizada la atroz cacería que vertebra la novela,
donde menudean los disparos, las cuchilladas, las persecuciones, las sorpresas
y un continuo olor a adrenalina, que empapa cada párrafo y que termina
contagiando (así tiene que ser) a la persona que lee.
El resultado es espectacular, en mi opinión, porque Ismael Orcero no solamente es un atinadísimo orfebre de la prosa (basta con leer cualquier de sus libros anteriores para comprobarlo), sino también un observador atento y sagaz del alma humana, que es explorada hasta en sus pliegues más insondables. Quienes se acerquen a estas páginas no solamente van a recibir una sucesión de acciones trepidantes, sino una impecable y turbadora radiografía del Mal. Penitencia se sale, por arriba, del común de las novelas negras actuales.
1 comentario:
Pues fíjate, Rubén, que me atrae esta novela de Ismael Orcero Marín, autor al que no tenía el gusto de conocer. Me la apuntó y si no es muy extensa me la leeré. Que una novela negra se salga por arriba del común de las novelas negras es algo que me atrae. Gracias por la recomendación.
Un abrazo
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