Se
dijo (los políticos necesitan esmaltar frases bonitas para acaparar titulares
de prensa) que de la pandemia de coronavirus de 2020 saldríamos mejores. Se
dijo también que afloraría en los años posteriores un buen caudal de obras
literarias de calidad, que contendrían interesantes reflexiones sobre el ser
humano. A la altura de 2023, y habiendo visitado bastantes libros con esa
temática, me han resultado plausibles solamente cuatro: la novela Los besos,
de Manuel Vilas; el libro Volver a dónde, de Antonio Muñoz Molina; el poemario
Se ha borrado el mundo, de Juan Francisco Vivo; y, ahora, la obra de
teatro Construir una casa, con la que David López Sandoval obtuvo el VI
premio Miguel Hernández, organizado por la universidad de Jaén (2022).
En
ella aparecen tres personajes: el matrimonio formado por Juan e Inés (unos
nombres inequívoca y deliberadamente significativos) y su hija (cuya presencia
es casi anecdótica, porque apenas interviene en las páginas iniciales, aunque
al final descubrimos el papel crucial que desarrolla y el elemento activo que aporta
a la trama). Él es un profesor de instituto que ya ha accedido a la jubilación
y que se está ocupando de construir con sus propias manos una casa (un Taj
Mahal, se nos dice, con una fórmula que también resultará inequívoca y
deliberadamente significativa al final del drama), tal y como le prometió a su
esposa. Con sabia lentitud, el escritor nos va dejando que accedamos a la
intimidad de la pareja, a su intrahistoria, a sus pequeñas y grandes heridas, a
los proyectos comunes, a las quejas y a las felicidades. Y, sobre todo, nos va
acercando a las revelaciones que, con inteligente delicadeza, se revelan en las
últimas páginas, en las cuales el lector comprende por fin la triste semilla de
la historia.
Un
drama conmovedor.
Búsquenlo.
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