A
veces, resulta difícil emprender el camino de vuelta a casa, porque intuimos
que nada (y nadie) permanece igual que cuando nos fuimos de allí; y que, por
tanto, cuando volvamos a poner el pie en dicho territorio ya no sentiremos su
calor, su ternura envolvente, su hálito de cercanía y complicidad. Irene (no
descubrimos su nombre hasta la página 115 de la novela) acaba de salir de la
cárcel de Barcelona, tras una estancia de cuatro años entre sus muros,
cumpliendo un delito relacionado con su pertenencia a cierta innominada
organización radical vasca. En ese tiempo, ha tenido oportunidades para
reflexionar y para entender que su futuro tiene que plantearse de un modo
distinto. De momento, se sube a un autobús que la llevará de vuelta a Bilbao, pero
todas las señales que parpadean a su alrededor le hacen intuir que no le espera
la felicidad: su familia la recibirá con reticencias (le ha bastado telefonear
a su padre para comprenderlo); sus antiguos amigos la consideran una traidora,
por renunciar a la vía radical; su pareja, Andoni, ya no es la persona con la
que quiere reconstruir su vida; y la policía (que sospecha que la están
vigilando) tampoco parece muy interesada en permitirle olvidar y alejarse del
mundo abertzale. Mientras el autobús se desplaza en horizontal por España (la
metáfora del viaje es evidente y vigorosa), Irene se verá rodeada por varias
personas que, dentro del vehículo, le ofrecerán un claro resumen de lo que será
su vida a partir de ahora: presiones negativas, miradas desconfiadas… y también
manos tendidas. Irene es una mujer fuerte y que ha sabido convertirse en
independiente (“La soledad era preferible a las relaciones mediocres. En
realidad, cualquier cosa era mejor que una relación mediocre”, se lee en la
página 92). Ella será quien tenga que tomar la decisión final.
Despojado de todo ternurismo y dueño de una prosa recia y convincente, Bernardo Atxaga nos ofrece en esta novela una narración que nos invita a pensar a Irene, a comprender las líneas de fuerza que actúan sobre su pasado, su presente y su futuro, y a formarnos una idea desnuda y realista sobre sus vacilaciones y sus desgarros. Sin duda, un texto que merece la pena ser leído con atención.
1 comentario:
Jó, vaya historia atractiva. Desde luego me la apunto. A través de tu reseña he creído ver a Irene, he comprendido sus problemas, sus dudas, las presiones con las que va a topar en cuanto se reintegre a su vida anterior. Además, imagino que la destreza literaria de Atxaga construirá una buena novela. Así que, Rubén, ahora mismo me la apunto y con las fechas de compras de libros que se acercan (Noche de los libros, Día del Libro, Ferias del Libro, etc.) es fácil que caiga en alguna compra.
Un fuerte abrazo
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