lunes, 10 de diciembre de 2018

Mundo artificial




Termino el ensayo Mundo artificial, de Antonio Dyaz (Temas de Hoy, Madrid, 1998), quien era aún muy joven en el momento en que la obra fue publicada. Y se nota. El autor trata de dar en sus páginas una panorámica del previsible futuro tecnológico que se nos venía (y que, en buena medida, ya se nos ha venido) encima: casas inteligentes, internet a velocidad vertiginosa, etc.
La idea es sin duda atinada, pero lo triste es que el desarrollo formal de la obra se encuentre ulcerado por demasiadas jactancias de “jovencito que lo sabe todo”. Si alguien opina lo contrario que el autor, o se atreve a alzar el dedo con alguna matización, es de inmediato estigmatizado con la etiqueta de retrógrado y se lo crucifica con saña (“Los tecnófobos deberán alfabetizarse, o sucumbirán ahogados por su ignorancia”, p.184). Eso hace que el tono general del libro (no su contenido, con el que no resulta difícil mostrarse conforme) se torne fastidioso, por esa especie de chulería risible, petulante y catecumenal de quien se cree señalado para transmitir a los demás una Buena Nueva.
A mí, que nunca me han gustado los profetas (y menos todavía los afiebrados y los desdeñosos), la resolución literaria de la obra se me ha atragantado.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Desconfía de los que profetizan y huye de los iluminados...es parte de una frase de un libro que leí hace muchos años, un viejo libro que tenia mi padre en casa, creo que era de Van Der Meersch pero no puedo asegurarlo ahora.
Concretando: profetas aquí no! jajaja.

Besitos.