Hay
millones de personas que atraviesan la existencia sin dejar más huella en el mundo que alguna foto borrosa o una
anécdota que sus sucesores recordarán durante dos o tres generaciones, para
luego dejar que sea engullida por el sumidero de la nada. Personas sin
significado colectivo y sin trascendencia social, cuya única virtud (o cuyo
imperdonable error) ha sido la transmisión de su material genético a las
generaciones posteriores. Pero que tal destino aguarde a algunos seres
especiales, únicos, llamativos, se antoja tan sorprendente como digno de
análisis.
Albert
von Filek Wittinghausen fue una de esas singularidades. Y, como tal, provocó la
curiosidad investigadora de Ignacio Martínez de Pisón, uno de los mejores
novelistas de España. ¿Cómo era posible que una persona que había engañado al
general Franco, haciéndole creer que estaba en condiciones de fabricar una
gasolina nueva, a base de agua y destilados frutales, se mantuviese en la
grisura del anonimato? ¿Cómo era posible que apenas hubiera merecido diez
líneas en un libro de Paul Preston, sin que otros intelectuales se interesasen
por sus peripecias?
Recorriendo
archivos, solicitando documentos, devorando la prensa de la época, analizando
expedientes y frecuentando dependencias oficiales, el escritor de Zaragoza fue
reuniendo con larga paciencia todos los hilos que le permitieran reconstruir
las andanzas de aquel estafador que buscó la financiación de la República y del
franquismo, que se codeó con Ramón Serrano Suñer (el Cuñadísimo), que fingió ser
militar y periodista, que se hospedó en mil sitios (abandonándolos sin pagar o
tras ultimar alguna de sus tropelías), que pasó de la celebridad periodística a
la mugre de las prisiones y que acabaría muriendo en Hamburgo, tras haberse
casado con una misteriosa mujer granadina.
Reconstrucción
e investigación que conforman, junto a algunas conjeturas del novelista, un
relato magnético, lleno de intriga y claroscuros, que la mano poderosa de
Martínez de Pisón sostiene sin altibajos. Deslumbrante.
No hay comentarios:
Publicar un comentario