Todos los
personajes protagonistas de Si sale cara,
el volumen de relatos que Boria Ediciones le publica a Rubén J. Triguero
(Sevilla, 1985), presentan una característica común: son seres que caminan por
el borde de un precipicio y que miran hacia abajo con más conformidad que
miedo, quizá porque el viaje que los ha conducido hasta esa frontera
vertiginosa venía dictado por su corazón o por su espíritu desde bastante
tiempo atrás. La fatiga escalonada, el fracaso lento pero inexorable, la
amargura íntima han ido erosionando sus existencias hasta convencerlos de que
luchar carece de sentido y que una rendición abrupta y definitiva los liberará
de la molesta sensación de derrota que los malhiere.
En “El
viento que azota las copas de los árboles” nos encontramos a Julián, quien no
logra escribir ninguna obra que merezca el beneplácito de un editor y cuya
mujer le insinúa, con amor pero con firmeza, que aplace sus sueños y busque un
trabajo que les permita pagar las facturas. En “Estación Lejano Paraíso”
conocemos la vida (o mejor, la supervivencia) de un oficinista alienado, que
ama la lectura y que se encuentra rodeado por compañeros obtusos, una esposa
fría y una hija perennemente conectada a su móvil. “Migración de aves” nos
remite a un mundo de abogados que conocen desde dentro las podredumbres del
sistema y que las interiorizan de maneras diversas. “Una larga espera” es la
que sufre Raúl, un niño de diez años que aguarda la visita reglamentaria de su
padre tras el divorcio. “Ízar” nos lleva hasta la montaña Bauman, en cuya cima
descubrirá el protagonista su destino…
Todos ellos han lanzado al
aire su moneda y ha salido, inexorablemente, cruz. Entre otras cosas, porque
Rubén J. Triguero parece tener bastante claro que los universos que conspiran
para aportar plenitud y felicidad al ser humano sólo existen en la rentable
literatura buenista de algunos seudoliteratos. La realidad, mucho más propensa a la acrimonia, suele decantarse por el gris o por el negro.
1 comentario:
Caminar por el borde de un precipicio, asomarse al abismo, andar por el filo de la navaja, ese tipo de historias y de personajes me suelen atraer traer bastante... me lo apunto.
Besitos.
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