Acabo Contra Unamuno y
los demás, un delicado libro de artículos y ensayos del valenciano Joan
Fuster (Península, Barcelona, 1975), que me ha parecido muy interesante.
Algunos de los textos, lo diré con franqueza, no me transmiten nada, porque no
he leído a sus protagonistas (el filósofo Jaime Balmes, el historiador Claudio Sánchez
Albornoz); pero no hay ninguno, eso también hay que admitirlo con franqueza,
“mal escrito”, de ahí que la obra se lea con agrado.
Creo descubrir, además, a una persona inteligente y a un buen
polemista en las líneas de Fuster, un hombre con una cultura solemne (aunque no
“solemnizada”) y con fino humor. Me ha gustado, y no creo que me desagradase
descubrir otro libro suyo.
“Nunca he pretendido tener
razón, ni en estos asuntos ni en ningún otro: esta gloriosa imbecilidad la
dejo a quienes se dedican profesionalmente a estar en posesión de la verdad”. “Proust (...) es una lata”. “La
admiración no está reñida con la discrepancia, y a mí, por lo menos, me
ocurre que admiro con más objetividad
a aquellos de quienes discrepo”.
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