En julio de
2015 leí y reseñé una novela de Noelia Lorenzo Pino. Nunca había tenido la
oportunidad de acercarme antes a sus obras. Llevaba por título La sirena roja y la publicaba la
editorial Erein. Yo, que no soy aficionado a la novela negra, la abrí por
curiosidad y leí las cinco primeras páginas. Fue suficiente. Cerré el libro, me
preparé un café y, de vuelta a mi sillón, me dispuse a leérmela entera. Había
algo en aquella prosa, un fluir especial, un “gancho”, que consiguió mantenerme
atento, encandilado, convencido.
Ahora, justo
un año después, llega a mis manos La
chica olvidada, su siguiente novela, también editada por Erein. Y me vuelvo
a encontrar en sus líneas con los mismos agentes del orden que aparecían en la
anterior: Jon Ander Macua, Eider Chassereau, Juncal Baraibar… Si en La sirena roja se enfrentaban a un
despiadado desollador, ahora han de hacerlo frente a un teórico asesino
múltiple. En 1999, una hermosa adolescente llamada Maika fue asesinada en
Hondarribia de ocho puñaladas; en 2013 se produce un caso similar: Lorea
Gálvez, de rasgos físicos parecidos, es la nueva víctima. Poco a poco, conforme
avanza la investigación, va creciendo el número de sospechosos… hasta que se
llega a la sorprendente resolución del caso.
Durante toda
la obra, Noelia Lorenzo actúa como esos malabaristas que, para asombro del
público, van aumentando el número de objetos que mantienen en el aire, sin que
ninguno caiga al suelo o choque con el contiguo. Pero es que, además, el modo
en que los matices de la trama van añadiendo o descartando sospechosos nunca es
banal, ni forzado, ni previsible, como ocurre con otros (con muchísimos otros)
autores: se llega al criminal sin que hayamos adivinado su condición en la
página previa. Pura magia, bastante infrecuente en una novelista tan joven.
Aportaré
otro detalle singular: al margen de la historia que la escritora nos cuenta, en
sus libros existen otras narraciones paralelas e incompletas, que se van
desarrollando en volúmenes sucesivos. Si en La
sirena roja asistíamos a la desintegración del matrimonio de Macua, a la
crisis momentánea que sacudía el de Eider y a la zozobra emocional de Baraibar,
tras el suicidio de su pareja, en La
chica olvidada descubriremos qué nueva persona entra en la vida del primero,
qué matices de derrumbe asolan a la segunda y qué volcánica relación embriagará
a la tercera. En la próxima fabulación de Noelia Lorenzo Pino (que Erein, fiel
a su olfato, no dejará escapar) podremos ir completando esas tres novelas por
entregas que la brillante autora nos propone y que resultan tan fascinantes
como las tramas centrales a las que acompañan.
Yo no tengo
ninguna duda sobre la calidad literaria y la inventiva novelesca de Noelia
Lorenzo Pino, así que esperaré esa nueva producción con auténtica ansiedad. Se
ha ganado el derecho a ser considerada una de las voces más prometedoras del
panorama nacional.
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