jueves, 7 de enero de 2016

Víctor Ros y el gran robo del oro español



Qué gusto da cuando me encuentro con un escritor que sabe lo que quiere hacer y que lo hace con eficacia. Es el caso de mi amigo Jerónimo Tristante. Dentro de los múltiples tipos de escritores que conozco (casi todos ellos respetables), él pertenece al grupo de quienes desean escribir para el gran público, para distraer y para contar historias seductoras. Habrá críticos que opinen que esta postura no es puramente literaria, o que es mercantilista, o que es chabacana. A mí, desde luego, no me lo parece. No me lo parece de ningún modo. Lope de Vega, Balzac, Blasco Ibáñez o Dumas escribieron para ser leídos, anhelaron vender la mayor cantidad posible de ejemplares y soñaron con hacerse ricos a través de la literatura. Ni lo ocultaban ni se disfrazaban. Era su forma de entender el oficio de escribir. ¿Por qué ha de resultar más bochornosa esa actitud que la de Góngora, que redactó muchas de sus páginas con cara de vinagre y afirmando que le había causado honra hacerse oscuro a los ignorantes?
Impermeable a las críticas acerbas, Jerónimo Tristante acaba de publicar una nueva obra de la serie de Víctor Ros, titulada Víctor Ros y el gran robo del oro español. Se la ha editado el sello Plaza & Janés y ha irrumpido con fuerza y éxito en las librerías de toda España, después de que el personaje adquiriera hace unos meses la alta celebridad de verse en las pantallas televisivas.
En esta entrega, Víctor viajará a Londres, con una tarea que le encomienda en secreto el gobierno español: recuperar una elevadísima cantidad de oro que ha robado de las arcas estatales un misterioso personaje al que nuestro detective se empeña en identificar con su enemigo Alberto Aldanza. Si no consigue retornar con el oro la economía hispana entrará en bancarrota; y, además, el tiempo apremia, porque los grandes analistas europeos están comenzando a pensar que algo ocurre en España y en sus reservas de oro.

De todo encontrará el amante de las aventuras en estas trepidantes páginas: chantajes con fotos pornográficas, emboscadas en los momentos más inesperados, detectives escondidos en sitios inverosímiles, disfraces, identidades ocultas, aparición del gran Sherlock Holmes (que admira a Ros porque conoce sus primeros trabajos), fumaderos de opio, dardos envenenados, sorpresas en casi cada capítulo... Y, flotando como una amenaza constante alrededor de Víctor Ros, dos sombras de su pasado que se niegan a diluirse y que constituyen un peligro constante para él, incluso durante sus días londinenses: el maquiavélico Alberto Aldanza y la implacable Bárbara Miranda. A ambos los conoce el seguidor de las novelas de Víctor Ros y con ambos volverá a encontrarse de una forma obsesiva, inquietante, letal. ¿Conseguirá el astuto detective desembarazarse de ellos y poner fin a sus carreras delictivas? Descúbranlo en las páginas de esta fascinante novela y quedarán prendados de la escritura de Jerónimo Tristante. Si así ocurre, bienvenidos al club.

1 comentario:

supersalvajuan dijo...

Otra saga pendiente.