El prestigioso ensayista italiano Massimo Recalcati
(Milán, 1959), al que traduce Carlos Gumpert para el sello Anagrama, nos ofrece
en este libro de reciente aparición un estudio muy interesante sobre el perdón
en la vida amorosa. Y, contraviniendo mi costumbre, en lugar de diseccionar y
comentar sus páginas voy a dejar que sean fundamentalmente algunas citas del
propio volumen las que nos sitúen ante el problema, porque Recalcati ha sabido
condensar en ellas de manera maravillosa el espíritu del tomo.
Nos dice en la página 12 de la Introducción que
“este libro pretende ser un canto dedicado al amor que resiste, al que insiste
en la reivindicación de sus vínculos con lo que no pasa, con lo que es capaz de
perdurar en el tiempo, con lo que no se puede desgastar”; después, en la página
13, declara de forma mucho más explícita: “En este libro nos preguntamos qué
ocurre en esa clase de relaciones cuando uno de los dos traiciona, falta a la
promesa, vive otra experiencia afectiva en el secreto y en el perjurio. ¿Qué
sucede con los amores embestidos por el trauma de la traición y del abandono?
¿Qué sucede después, si quien traiciona pide perdón? ¿Si pide, después de haber
decretado que ya no era como antes, seguir siendo amado y quiere que todo
vuelva a ser como antes? ¿Es realmente posible el perdón en estos casos?”; y
por fin redondea su declaración de intenciones explicando en la página 14 que
este ensayo “aborda el perdón como una de las pruebas más altas y más difíciles
que pueden aguardar a los amantes”.
En este fascinante estudio se nos habla de cómo la
libido disminuye con la convivencia doméstica; cómo la búsqueda de nuevas experiencias
sexuales no constituye una liberación sino “una nueva esclavitud, el resultado
de un mandato social e ideológico (¡Gozad!) al que el sujeto está drásticamente
sometido” (p.32) —mandato que el autor identifica con el espíritu capitalista
de perseguir más y más sin descanso—; cómo el trauma de la traición es “algo
que no puede ser olvidado, que insiste en repetirse y zaherir al sujeto”
(p.79), porque se ha manifestado “rompiendo la promesa del para siempre” (p.82); cómo
la tarea de perdonar quiere un tiempo dilatado (“El perdón no es un acto
reactivo, sino un trabajo que exige
tiempo y que tiene como premisa imprescindible el recogimiento del sujeto en sí
mismo”, p.99); y, sobre todo, nos traslada la Gran Pregunta , eje fundamental
del libro y que puede llegar a convertirse en una tortura para la persona
enamorada y herida: “¿Cómo mantener la fe en el Otro si el Otro traiciona?”
(p.61).
La única mancha que podría señalarse en este
volumen es que, fruto de la dedicación profesional de su autor, utiliza en
demasía un elevado número de términos, expresiones y conceptos provenientes del
mundo de la psiquiatría (en especial la terminología lacaniana y freudiana),
que los lectores profanos pueden llegar a recibir con cierto fastidio o asfixia,
porque convierte un tema cercano y fácilmente comprensible en un territorio
psicoanalítico abstruso. Por lo demás, un ensayo tan luminoso como crudo, que
nos obliga a plantarnos ante una hipótesis durísima: ¿cómo actuaríamos nosotros
si fuéramos objeto de una traición amorosa y se nos pidiera amnesia y
comprensión? Un libro inquietante e incómodo. Conviene leerlo.
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