martes, 22 de abril de 2025

Veva

 


Por su nombre real (Carmen de Rafael Marés) no la conoce mucha gente. Por su nombre literario (Carmen Kurtz), sí. Sobre todo, porque estamos hablando de una escritora que obtuvo premios como el Ciudad de Barcelona, el Café Gijón, el Lazarillo o el Planeta. Que se dice pronto.

Realizo mi primera aproximación a sus libros por el lado infantil, con la narración Veva, ilustrada por su hija Odile y publicada en 1988 por el sello Orbis (manejo ahora la edición más moderna, de 2009, de Noguer). Es la historia de una niña que viene al mundo cuando ya sus padres no esperaban tener más descendencia (tenían ya dos hijos mayores, Natacha y Quique) y que mantiene ocultas unas facultades extraordinarias: es capaz de hablar, sentir o caminar como un adulto. Como es natural, disimula para que nadie se percate, pero la perspicacia de su abuela Genoveva (de quien ha heredado el nombre) consigue descubrirlo. Desde ese instante, se crea entre ellas una complicidad deliciosa, que nos permite conocer ángulos y detalles familiares que, desde los ojos iniciales de Veva y desde los ojos prefinales de Genoveva, nos muestran un panorama excepcional.

Con simpáticos detalles de humor, con una prosa espléndida y con un soberano manejo de los tiempos narrativos, Carmen Kurtz compone un relato que resiste bien el paso de los años.

Muy agradable.

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