El
futuro del planeta y de la Humanidad (puede sonar solemne, pero estoy hablando
en serio) se encuentra en el poder de cambio de los niños y de los jóvenes. Los
adultos, que tanto solemos presumir de inteligencia y de madurez, ya hemos
demostrado sobradamente los estropicios que somos capaces de perpetrar (y que
hemos perpetrado de modo salvaje y continuo): mares llenos de plástico,
especies aniquiladas, contaminación atmosférica, recursos naturales
esquilmados. Ya dijo alguien, y se quedó corto, que somos una especie mediocre.
Por fortuna, nos queda la esperanza de imaginar que una generación nueva está
surgiendo y que ella, con más sentido común que nosotros, adoptará otra forma
de comportamiento, menos absurdo y devastador, menos insensato y suicida. No en
vano, una de las protagonistas de la novela El verano del incendio, de
Rosa Huertas, explica en la página 123 que la palabra “Ecología” se basa en el
término oikós, que en griego significa casa. ¿Acaso las próximas
generaciones van a ser tan imbéciles como nosotros, y van a permitir que las
termitas horaden las vigas de su hogar y que los muros caigan desmoronados?
¿Van a permanecer impasibles mientras el aire de sus habitaciones se vuelve
irrespirable? ¿Van a dejar, sin plantearse una reacción inmediata, que la
temperatura de su salón suba y suba, hasta límites insufribles?
Los
chicos a los que el verano reúne en la localidad playera de Villamar, tras ser
testigos del incendio que calcina el bosque de los Tilos, deciden adoptar como
modelo a la sueca Greta Thunberg y comienzan a trabajar para que las cosas sean
distintas. Para conseguir que el mensaje cale de forma eficaz entre los
lectores, la maravillosa escritora madrileña introducirá también en esta
historia una serie de elementos de alto poder de seducción: un galgo de ojos
tristes, un viejo huraño que tartamudea y tiene mala fama en la localidad, un
alcalde cuya conducta irá cambiando con el transcurrir de los acontecimientos,
unas pancartas reveladoras, una heladería… y una historia de amor que fluye y
encandila.
Si quieren que sus hijos e hijas conozcan una novela que les haga pensar sobre el poder de la amistad y del perdón, sobre el futuro de nuestro planeta, sobre la importancia de unirnos por causas nobles y, a la vez, experimenten el placer de encontrar una novela estupenda, no lo duden: aquí disponen de una.
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