Estamos
ante un libro anómalo. No digo malo o bueno (eso tendrá que decidirlo cada
persona que pasee por sus páginas y se detenga de verdad a desentrañar
sus palabras, y no solamente a leerlas de forma veloz y descuidada): digo
anómalo. Es decir, distinto, osado, sinuoso, lírico, mestizo. Un libro-salmón,
que muestra su musculatura saltando a contracorriente y trazando airosos
brincos sobre el agua ocular de los lectores.
Trabajando sobre una serie de fotografías de Paco Sánchez Blanco (entiéndase: mirándolas con concentración y silencio, también con algo de alcohol y noche), Care Santos elabora pequeñas pestañas verbales sobre sus protagonistas. No intenta dibujarlos de una forma clásica, sino interpretarlos, dejar que sus ojos los contemplen “desde el otro lado” lorquiano, para conseguir llegar a su entraña más pura, más inexplorada, más significativa. Son los rostros de cantantes (Alaska), poetas (José Hierro, Mario Benedetti, José Ángel Valente), actrices (Rossy de Palma), filósofos (Agustín García Calvo) o famosos efímeros (Tamara).
El resultado es un opúsculo realmente poético, de gran belleza visual, que puede abrirse por cualquier página y nos permite el juego cómplice de leer y contemplar la imagen, para ver si coincidimos con su análisis.
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