Seguro
que a ustedes les interesaría una historia donde se nos hablase de un hombre
que ama y cuida en su casa a una sirena, a quien prodiga todo tipo de
atenciones y mimos. Seguro que también les provocaría curiosidad acercarse a la
extraña situación de un chico que, asqueado por la forma en que su hermana
pequeña se viste de “putita” para sus ensayos y actuaciones de ballet, toma
cartas en el asunto. Seguro que sentirían la tentación de acercarse hasta un
conjunto de misivas donde se dibujan varias historias de amor, quizá de
infidelidad, quizá de desengaño. Seguro que esbozarían una sonrisa cuando se
enfrentasen a un breve relato donde se nos habla de la humanización de la
megafonía en unos grandes almacenes. Y seguro (no les quiero fatigar con todos
los cuentos del volumen) que les apetece conocer el modo humorístico en que se
afrontan una serie de viajes utilizando una máquina del tiempo. ¿A que sí? Pues
las que acabo de enumerarles son solamente algunas de las dieciocho propuestas
que la granadina Cristina García Morales condensa en su libro La merienda de
las niñas, que editó Cuadernos del Vigía en el año 2008.
Una
obra arriesgada a veces, interesante casi siempre, que muestra el poderío
narrativo de la por entonces joven becaria de la Fundación Antonio Gala quien,
una década después, se consolidó con la brillante obtención del premio Herralde
y el Nacional de Narrativa.
Les recomiendo que prueben a sumergirse en sus páginas.
1 comentario:
Sin riesgo, no hay gloria ¿Doce del patibulo? No sé dónde lo he escuchado pero el caso es que es cierto, como también lo es que a veces se gana y otras se pierde. Parece ser que en esta ocasión es ganancia, así que ya sabes mi respuesta. Siempre positiva nunca negativa 😅😉💋
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