martes, 17 de mayo de 2022

La danza de los salmones

 


De pronto, el légamo del fondo del río comienza a alborotarse y burbujear: es el resultado que se produce cuando miles de huevecillos de salmón eclosionan y liberan a sus ocupantes. Comienza así la vida intensa y ajetreada de unos peces que, después de nacer en el río, viajarán hacia el mar. Allí permanecerán durante un tiempo hasta que, convocados por la llamada de la reproducción (la “danza”), vuelvan a sus orígenes, remontando la corriente para desovar y perpetuar la especie. Muchos sucumbirán antes, en las aguas marinas, devorados por depredadores de más envergadura; otros lo harán cuando se golpeen contra las rocas, después de uno de sus saltos prodigiosos para viajar contracorriente. Un pequeño porcentaje alcanzarán su objetivo.

La barcelonesa Mercedes Salisachs, otrora novelista de sólido prestigio y hoy bastante olvidada, nos cuenta en su novela La danza de los salmones una historia con estas líneas argumentales, en la que resulta muy fácil adivinar la intención metafórica que subyace en sus páginas. En ella conocemos a Patricio, un alevín que acaba de nacer y que, seducido por las enseñanzas del gran salmón Trueno, llega a la conclusión de que “la danza del amor suele ser la danza de la muerte”. Es decir, que resulta absurdo arriesgarse a perder la vida por cumplir un destino tan banal como la reproducción. ¿No será mejor mantenerse en el mar, rebelde, creciendo, fortaleciéndose, negándose a sucumbir a la llamada del instinto? Esa idea terminará dominándolo, incluso cuando aparezca en su vida Potámide, una hembra con la que, de buena gana, remontaría el río. Al final, después de sopesar las dos opciones, Patricio decide… lo que los lectores descubrirán en las últimas páginas de la obra. No soy quién para revelárselo.

Novela de textura y vocabulario sencillos, La danza de los salmones nos ayuda a reflexionar sobre quiénes somos, qué papel cumplimos en el ciclo de la vida y qué luces y sombras se esconden en cada uno de los senderos que podemos elegir.

1 comentario:

La Pelipequirroja del Gato Trotero dijo...

Interesante sin duda, aunque ahora no me urge saber quién soy ni dónde voy 😅
Anotado.

Besos 💋💋💋